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domingo, 10 de agosto de 2014

VESTIDA DE LEOPARDA A UN CAMPING

¿Existen las casualidades o es que mi destino era acabar en un Camping?

Recuerdo con cinco años, la tienda de campaña de color azul y amarillo que compraron mis padres para acampar los fines de semana por la isla con un grupo de amigos, ninguno de ellos sabían como instalar la tienda, ni clavar un clavo, pero permanece en mi mente, las risas de todos ellos, intentándolo.
Lo que también permanece en mi memoria, era el mal humor que me entraba de dormir ahí, en ese suelo, con ese ruido exterior de grillos, mosquitos, etc....
Por suerte o por desgracia, una colilla mal apagada, hizo que ardiera nuestro poblado de tiendas y salir de allí corriendo, detalle que cambió de por vida nuestra afición por el bosque a por un hermoso apartamento en la playa con piscina.

Años más tarde, me apunto a un casting para figurantes y cuál es mi sorpresa que me contratan para hacer de camarera en una película basada en la historia de un Camping que fué arrasado por el fuego producido por un camión, Los Alfaques (Tarragona).

Los que vivimos en la isla y no conocemos el concepto de lo que en realidad es un Camping, tenemos la tendencia de relacionar Camping con un tipo de personas más hippies, más tranquilas etc...
Cuando sales y ves que en la península es un tipo de Turismo que siempre funciona y sobre todo que repiten y repiten durante años, no solo por poder críar a sus hijos en plena naturaleza, si no por vivir en un ambiente totalmente tranquilo, rodeado de personas con el mismo gusto y estilo.

Toda esta información, no me hubiera sido posible contarla, si no llega a ser porque en mi destino iba a enamorarme de un Director de Cámping.
El primer día que llegué a este maravilloso lugar, notaba como la gente me miraba de una manera muy extraña. Lo cierto es que mientras todo el mundo iba en chanclas y shorts vaqueros, yo iba con mis sandalias y vestido de leopardo, lunares y flores....
Por más que me explicaban que debía ir más sencilla, yo más divina me ponía.
Hasta para ir a por el pan, me pintaba los labios.
Ir a la piscina sin mi pareo igual que el bañador y mis super gafas de Prada era como ir sin depilar.
Tenía que elegir, si seguir lo que el corazón me decía, es decir seguir siendo la divina campista o intentar ir divina pero más sencilla.
Finalmente, decidí que tenía que seguir con mis vestidos y que poco a poco, todas aquellas personas que no me conocían y que no entendían mis estilismos, se convertirían en casi mi familia.
Así es, parte del personal y clientas de él, son muy importantes en mi vida.

Lo mejor de todo es que han pasado los años y sigo con la misma actitud y la misma ilusión por arreglarme y sentirme bien con mis estilismos.
Cuando te sientes bien contigo mismo, derrochas felicidad.
Muchas veces, en tu entorno hay alguien que critica tu forma y estilo de vestir, la mayoría en el fondo daría lo que fuera por tener tu estilo, pero su inseguridad no les permite hacerlo.
No te permitas que nadie te cambie el estilo.




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