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lunes, 30 de septiembre de 2013

Buscando buena actitud


Como cada temporada, una espera impaciente las nuevas tendencias, colecciones y colores.
Cuando todavía es verano y ya empiezan a llegar las pieles, los abrigos y las botas... mientras hay personas que se deprimen y se enfadan porque  significa el fin del buen tiempo, para mí es alegría, es valorar el espíritu de todos esos diseñadores que cuando aún no han terminado su colección y ya están creando la siguiente.

Al ver lo nuevo, no tardo ni un segundo en llegar a mi trabajo e informar a todas mis presentadoras y presentadores creando en ellos una expectativa de lo que van a llevar en sus programas e informativos.
Lo pasamos tan divinamente...
Que suerte tengo, después de casi ocho años, tener el privilegio de vestirlos siempre con tanta ilusión, ellos de algún modo, el momento de prueba de vestuario es como si fuera el Kit-kat de sus largas jornadas frente al ordenador.
Cuando me ven aparecer con mi fiel maleta, esperan impacientes ver lo que hay dentro, pues no es lo que hay en ella, es más bien la ilusión con la que llego cada día.
Intento que cada prenda lleve un mensaje para todos, en especial para ellas que son tan coquetas y aunque para ellas lo más importante es la noticia, debo reconocer que si encima se ven bellas, el éxito del resultado lo atribuyo no sólo al vestuario, también a los maquilladores y peluqueros que tenemos.

Ellos son mis clientes, mis niños, mis grandes amigos y sé de corazón que nos adoran a todos los que realizamos nuestra labor.

Gracias a esa entrega tan profunda, recibo el doble de satisfacción y cada día me pregunto ¿Es tan difícil tener una buena ACTITUD?
Disfrutar de lo que haces sea lo que sea y dar lo mejor de ti, es la única manera de sentir que haces bien tú trabajo.
Estoy muy decepcionada con la atención que recibimos, es cierto que la gente está desmotivada, sea por el sueldo, horario, etc... pero al final es tú trabajo.

Yo no puedo entender llegar a una tienda y ver como la dependienta no me recibe con un saludo, ni siquiera con una mirada amable.
Hubo un tiempo en el que me enseñaron los seis mínimos de atención al cliente y este era el primero.
No puedo entender como al pedir a la dependienta si tiene una americana de señora, me conteste que tiene una de color marrón caca, osea a mí con lo hiper escrupulosa que soy cuando me dice esto, yo ni siquiera toco la percha de esa chaqueta pues mi cabeza inmediatamente recuerda esa caca encima de la chaqueta.
Luego me dice que tiene una tipo chandal, porque no sabe lo que es ni siquiera el algodón.
Que triste no conocer el producto de lo que estás vendiendo.
Ya ni comento cuando pasas por caja y esa cajera espectacular con sus uñas de gel, mascando chicle de color azul pitufo te dice que son 29,90 euros y te da el cambio como si tirara comida a las palomas.
Tal vez yo sea de esa escuela antigua, de la que a una le enseñaron a ser amable, de hacer que valores y triunfes en tú trabajo.
Tal vez, tuve la suerte de que me lo enseñaron o tal vez yo quise aprender a ser mejor.
Cuando una persona disfruta con su trabajo y se esfuerza por darlo todo y sabe hacer equipo, el éxito está más que asegurado.

Hoy me he tomado la ley por mi cuenta y cuando he visto algo que no me ha parecido correcto, con tan solo una mirada, he conseguido hacer un cambio de ACTITUD, por ejemplo cuando he pedido un pantalón de vellour y la sale assistant no ha sabido que buscar, le he explicado que era terciopelo.

La satisfacción era brutal, hasta yo después le he pedido que me explicará el por qué de la colección de cuadros que sigo sin entender, tal ha sido el debate, que me he comprometido el miércoles a llevarle un manual de tejidos, ¿no es fantástico?

Voy a transmitir mi mensaje por todo lugar donde vaya sea en tiendas de moda o en Carrefour.
VIVA UNA BUENA ACTITUD, UNA BUENA SONRISA.

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